CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO
CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO. Rinconcito de paz
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Rinconcito de paz

Vivir la alegría que da la paz

Yo venía de visitar muchas partes tristes de mi rinconcito que no dormía y quiero contaros todo a vosotros:

Vi paisajes tristes, tristes que la tristeza misma en vez de vestir verde esperanza, vestía de verde violencia, verde violencia del pasado, verde violencia del presente, violencia del futuro provocador; la gente huía como pájaros, gente pintadas vuestras caras la bandera de mi tierra, alejándose a aventurar y sin destino a merced de humillante xenofobia. Dejando el dolor y quizás más dolor. Vi los peces escuálidos y la tierra labrantía sin cultivar, ya ni florecía,con grito como el óleo de Oslo, lamento, y de manos caídas.

La gente, en lágrimas moría de hambre y de tristeza

como muere en soledad el bello cisne en sus cenizas.
Los niños desnutridos se veían como tierra amarga,
olvidados por el humano mismo, que el poeta cantaría
como cantó Homero en poemas de la Ilíada y la Odisea.
Era oscuridad, sorpresa del hombre, que se cernía,
en el cielo colombiano y también, en otros países, repetía,
como diáspora buscando cumplir un sueño de primavera
desde el rocío de la mañana,donde la luz brilla tempranera.

Era absurdo, escuchar de los ojos de ser un país bueno:

Cuando el amor por el país se destruía con desamor.
Cuando el país más alegre era sumido en la tristeza.
Cuando el país de la riqueza era en verdad pobreza.
         Cuando el país de la ecología moría por la mano humana.
       Cuando el país de las ideas enredaba las propias lenguas.
     Cuando el país de la paz, veía al final del túnel la guerra.
Cuando el país de la vida sagrada era mancillada.

Era gran paradoja vista desde la boca con un profundo grito.

Y surgió la implacable y natural tormenta como castigo

a una criatura intolerante, violenta e inhumana,
a la luz de los oídos de todos, que sólo miraban
como miran los sufrimientos las bocas del mundo.

En un dormido silencio y profundo sonido de un llanto,
como violín de un Réquiem, sensible al alma sin hacer nada,
porque el dolor y el olvido ni era, ni contigo ni conmigo.

Pero, me pregunté: ¿Qué podría hacer yo por mi Patria?

Y mi respuesta fue: -que escuchéis todas las miradas lo que escribo-, como aquel escritor de oficio del antiguo Egipto, que escribió vuestras epopeyas y la vida en letras de amor, letras muy tristes, letras de tristeza y de dolor.

No pregunté: ¿Por quien lloran los violines?

Sino que, por eso mismo escribo inspirado por Pablo y Federico.

¡Ellos!, eran ellos, mis hermanos poetas, poetas de mi inspiración, nos sentamos en el rinconcito de mi casa.

Era mi rinconcito de escritor.

Era bello rinconcito, ¿Verdad mi Mona?, porque estaba decorado por lechuza, un don Quijote, con libros de brillantes poetas, el cuadro de Jesús, música de los clásicos, mi amigo Gandhi y de unas bellas flores rojas, sangre de mi Colombia, sangre que corre por mis venas. Donde todo y el ave del escudo de mi Patria,

apaciguaban la violencia y fuera un rinconcito de paz.
Ellos amigos, todos ellos y nosotros, así quisiéramos la paz,
donde escribiéramos con el amor de un aguacate,
la verdad y el perdón para vivir la alegría que da la paz.

R. Escandón. 2022-09-06. Medellín. Antioquia. Colombia.