Rinconcito de paz
Vivir la alegría que da la paz
Yo venía de visitar muchas partes tristes de mi rinconcito que no dormía y quiero contaros todo a vosotros:
Vi paisajes tristes, tristes que la tristeza misma en vez de vestir verde esperanza, vestía de verde violencia, verde violencia del pasado, verde violencia del presente, violencia del futuro provocador; la gente huía como pájaros, gente pintadas vuestras caras la bandera de mi tierra, alejándose a aventurar y sin destino a merced de humillante xenofobia. Dejando el dolor y quizás más dolor. Vi los peces escuálidos y la tierra labrantía sin cultivar, ya ni florecía,con grito como el óleo de Oslo, lamento, y de manos caídas.
La gente, en lágrimas moría de hambre y de tristeza
Era absurdo, escuchar de los ojos de ser un país bueno:
Era gran paradoja vista desde la boca con un profundo grito.
Y surgió la implacable y natural tormenta como castigo
Pero, me pregunté: ¿Qué podría hacer yo por mi Patria?
Y mi respuesta fue: -que escuchéis todas las miradas lo que escribo-, como aquel escritor de oficio del antiguo Egipto, que escribió vuestras epopeyas y la vida en letras de amor, letras muy tristes, letras de tristeza y de dolor.
No pregunté: ¿Por quien lloran los violines?
Sino que, por eso mismo escribo inspirado por Pablo y Federico.
¡Ellos!, eran ellos, mis hermanos poetas, poetas de mi inspiración, nos sentamos en el rinconcito de mi casa.
Era mi rinconcito de escritor.
Era bello rinconcito, ¿Verdad mi Mona?, porque estaba decorado por lechuza, un don Quijote, con libros de brillantes poetas, el cuadro de Jesús, música de los clásicos, mi amigo Gandhi y de unas bellas flores rojas, sangre de mi Colombia, sangre que corre por mis venas. Donde todo y el ave del escudo de mi Patria,
R. Escandón. 2022-09-06. Medellín. Antioquia. Colombia.